25 de diciembre de 2007
Moisés
LA PALABRA DESNUDA


Poseer anteojos por miopía es lo peor que te puede ocurrir. ¿Por qué?
Ahí va:
1. No faltan los pesados que te piden tus anteojos «un ratito
nomás». ¡Qué espesos!
2. En casa ajena. Te sirven un café calientito: todo el humo opaca
las lunas, y tienes que esperar luengos segundos para que la normalidad se
instale en tus ojos.
3. Llovizna en Lima —lástima que los anteojos no tengan
parabrisas—: obstaculiza tu visión, procedes a sacar el trapito, papel
higiénico, tu polo o lo que sea, para secarlos cada minuto.
4. Estás en la universidad. Cada vez que te quieres lavar, o
simplemente mojar el rostro, estás obligado a quitártelos.
5. Estás sumamente apurado. Solo hay tiempo para cambiarte de polo,
pero antes debes quitarte los anteojos, y una vez puesto el polo, volvértelos a
colocar las patitas en las orejas.
6. Si eres desordenado, mejor no tenerlos. Cita para ir al
cine. «Estoy seguro que los dejé aquí». Cuando los has encontrado, ya es
tarde. Perdiste la cita, y más.
7. Una joven atractiva sube en dirección a la biblioteca. Con el
solo movimiento de pupilas quien no los utiliza puede inclinar la mirada hacia
arriba, pero quien los usa ha de mover, además de los ojos, la cabeza entera
dependiendo el ángulo de inclinación, un movimiento maquinal, vergonzoso. Alzas
la cabeza, arriba más arriba, para mirarla y ella —qué casualidad— gira también:
ve aquella cara de estúpido que en ti ha permutado tras girar de tal modo.
8. Es verano. Una ducha diaria es poco, pero cada vez que te quieres
bañar has de quitártelos.
9. Cuando estás besando si solo uno los usa, es posible dar uno
melifluo sin incomodidad. El problema es cuando ambos los utilizan. Están
besándose y los benditos anteojos se chocan y ese sonido
irrumpe el retozo de lenguas.
10. Menos mal que hoy el uso de anteojos cada vez es más común,
sino sería más fácil molestar para los sujetos que no pierden oportunidad en
incomodar. Hoy la joda es disimulada, solapa te dicen «ahora tienes pinta de
intelectual», que en verdad quiere decir «ahora tienes cara de cojudo».
La yapa:
11. Llegas a tu casa, sea después del trabajo, después de estudiar,
después de pasear... cansado, hasta las patas, sin fuerzas ni para comer; lo
primero que apeteces es tirarte a descansar, como caigas. Sin embargo, lo
primero que necesitas hacer to-dos-los-dí-as, obligatoriamente, religiosamente,
es quitarte los anteojos, y al levantarte, volvértelos a colocar. (Yo, varias
veces, me he olvidado quitármelos, por ello mis anteojos se ponen chuecos o se
rompen. No me pregunten ya cuántos he debido mandarlos a arreglar o cuántos
nuevos he necesitado comprarme. Y tampoco pregunten lo aparatoso que podría
resultar si llegas a un cuarto ajeno con tu pareja).
Estos solo han sido algunos motivos por los cuales hay que evitar utilizarlos,
como sea. Son muchos más, la lista es larga.
AZAÑA ORTEGA,
Moisés
.jpg)

comprometido y muy difícil. Las biografías de los grandes, escritas por sus familiares más cercanos son, siempre, una tarea riesgosa, y que invitan al cotejo, la reflexión y la polémica.
a votación pública, sin ser precisamente Zen una agrupación engreída por la miope prensa de espectáculos –para la que todo empieza con Pedro Suárez Vértiz y termina con Gian Marco, y viceversa–, y haber aplastado en la contienda justamente a Suárez y a Gian Marco, es un mérito pero también la retribución a la constancia, empeño y terquedad del señor Jhovan Tomasevich Herbozo, cantante, compositor y líder del colectivo. La biografía de Zen tiene más episodios de separaciones y renovaciones que número de discos publicados. Sin embargo, en lugar de haber sido un problema para la identidad sonora del grupo, los cambios lo ha consolidado.
Desde sus orígenes y en todas las latitudes, el hombre ha procurado explicar los diferentes hechos y fenómenos que se le han presentado en su búsqueda de satisfacción a sus necesidades y asentamiento. Este afán y curiosidad es responsable, desde entonces, del desarrollo científico y del conocimiento.
a y sus productos finales definieron nuevas plantas diferentes a sus ancestros silvestres a tal punto que pueden identificarse como nuevas especies (proceso de especiación). Para el caso de la papa, el producto de este proceso fue la primera especie cultivada: Solanum stenotomum, cuyo número de cromosomas es diploide (2n = 2x = 24), lógicamente igual al de sus ancestros silvestres. Estas papas diploides primitivas continuaron su evolución y dieron origen a otras especies cuyos descendientes modernos y numerosos en el Perú son por ejemplo las muy conocidas papas amarillas diploides Tumbay y Huamantanga (Iscu phuru).
Lennon nació en plena Segunda Guerra Mundial y cuando era niño sufrió el divorcio de sus padres.

