miércoles, 18 de noviembre de 2009

La melancolía es la dicha de estar tristeVíctor Hugo

Cuando uno está encerrado en sus cuatro paredes se pierde de mucho. Vive engañado de verdades que inventa y la realidad se separa históricamente por renglones y no por los días. Salí al balcón, la llovizna caía suave, la neblina entristecía a cualquiera, el girasol agachado miraba el suelo, me daba la espalda (me ignoraba) y las personas que transcurrían por la noche parecía que llevaban en su espalda una cruz pero muy distinta a la de Cristo. Era una cruz creada por sufrimientos sacados de la televisión y no de la vida, me recordaba mucho a los pedazos de tripley cargado por un amigo cuando hizo de Jesucristo, o sea todos ellos me parecían un teatro, tan mentira, tan apariencia pero esforzándose asemejarse lo más posible a eso que llamamos vida que los sentí muy repugnantes: destruyeron el paisaje triste que trataba de instalar en la garúa.

Entonces la frase de este epígrafe se fue al diablo.

julio 09
AZAÑA ORTEGA