sábado, 25 de diciembre de 2010

No se debe culpar a Dios porque es de tontos culpar a lo inexistente.

octubre 2010
AZAÑA ORTEGA

domingo, 19 de diciembre de 2010

Hoy siento una tristeza tan honda, tan mía, tan inhumana. La tristeza me ha perseguido desde niño, pero la tristeza de estos últimos días es distinta. Inexpresable. La tristeza que sentí en la infancia y en la adolescencia… ha vuelto ahora, pero con otra chaqueta. Ahora la contagia una percepción más aguda: percata detalles con mayor facilidad, descubre la vejez en cada retazo, advierte las oraciones que Jehová resucita en todos los movimientos, encuentra esa tela finísima que cubre lo que el mismo Funes olvidó. Es inevitable, las manos de Heráclito empolvan todos los rincones. Y uno, de pronto, se ve con los mismos objetos (dentro y fuera de ellos), los mismos sueños, las mismas tareas, los mismos pantalones: imposible no sentir diciembre en cada hora de los bolsillos.

Hoy la tristeza me da un beso en la frente.

noviembre 2010
AZAÑA ORTEGA

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Llevo meses sin limpiar mi ventana, el polvo se ha almacenado de manera culta, ordenada, responsable. Entabla una armónica suciedad que desintegra cualquier congruencia estética. No existe Platón ni Schopenhauer ni Kant ni Hegel en sus juicios. La ventana y su conjunto, es decir, los cristales, el bastidor, la base, el cerco, la cortina, todo su derredor se desnivela de sentimiento puro, hay en ella la tibieza de una confusión, la anomalía simbólica del que se fue sin despedirse, el marchitar negruzco de la flor que no se ha sembrado, el bienestar que se desprende después una derrota que nunca amaneció.

abril 2010
AZAÑA ORTEGA

sábado, 11 de diciembre de 2010

El cementerio de tus labios lleva tu nombre. El paraíso lleva tu nombre. Tu rostro es poesía pura; tus ojos, el robo de alguna catarata que olvidaron Apolo y Dionisio; ambas cejas, fina población litúrgica; tus pestañas, el vínculo supralunar que lleva al Infierno. No hay mujer más diabólica y más bonita que tenga un rostro celeste. Tuviste que nacer para que en el Caos haya un sentido, una luz, una vela.

AZAÑA ORTEGA

domingo, 5 de diciembre de 2010

Merde, falta más de un mes para Navidad y ya los fuegos artificiales derrotan al cielo. Su resonancia particular es alegría entre los humanos. Para mí, ese sonido en días de noviembre, es la justificación empírica de la ruina, el prólogo tanático al libro de un año que se va sin haberlo leído.

noviembre 2010
AZAÑA ORTEGA