Al fin mi libro DOMUS que debió publicarse hace ya un tiempote. Pero para no desentonar con mi espíritu inconstante que posterga todo, sale recién por estos días. Pobre de él, no sabe en qué mundo se ha metido.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
sábado, 4 de octubre de 2014
mayo de 2010
domingo 9
Porque escribo pero no soy escritor, porque no soy un ejemplo, porque soy demasiado humano, porque mi condición es la de hombre sin voluntad, de muchas desidias y de muchos sueños. Porque me invaden demasiadas interrogantes, demasiados demonios y no puedo con todos ellos, mi debilidad es debilidad y mi fortaleza es aún no tenerla. Porque se presentan tantos símbolos, tantos barcos, tanta tierra, tantas líneas sin boca, que termino ahogándome con mi saliva. Porque no nací como ser de perseverancia. Porque no dispongo del tiempo necesario en que me sienta (sentir, sentarme) tranquilo, y cuando lo tengo, hago cualquier cosa, menos cumplir conmigo mismo. Porque pierdo péndolas en el futuro reciclando pasados de todos los colores, porque me ilusiono fácilmente y no tan fácilmente me desilusiono. Porque dispongo de paganismo desleal y carezco de aquello que llaman fe y a veces también de esperanza. Porque escribo cada vez que me acuerdo, y así, lo sé, no llegaré jamás a ser escritor, y tal vez nunca lo sea. Entonces viviré en un eterno sueño. Sin estar soñando.
mayo 2010
Moisés AZAÑA
miércoles, 10 de septiembre de 2014
miércoles, 3 de septiembre de 2014
Inhabitado
Claudia, el día de tu cumpleaños llegué un poco deshabitado de mí. O por
decirlo en otras palabras: era como un cuerpo que andaba sin la sustancia que
le permitía caminar. Pero andaba ¿te das cuenta de lo ilógico? Yo era en ese
momento, en esa noche, lo ilógico que podía trasladarse de un punto a otro por
puro afán de saludarte. Y llegué a tu casa del mismo modo que salí de la mía: terriblemente
inhabitado. Con el cuerpo a kilómetros de mi cuerpo, a infinidades de la parte que
me compone.
Si por dentro estamos
compuestos de un montón de fragmentos, todos han de estar unidos. Bueno, yo esa
noche llegué con esos fragmentos separadísimos. Y así estuve toda la madrugada
aunque quizá no te diste cuenta. Y cuando tu hermano me acompañó hasta la
puerta y me despedí comprobé que continuaba igual. O peor: más deshabitado, totalmente inhabitado. Más ido. Podría decirte más perdido, pero sé que el perderse tiene
otros efectos. Y además una cosa es perderse teniendo en cuenta que se está
perdido y otra hacerlo sin conciencia. Yo estaba muy consciente de que no me
habitaba, que eso que era yo estaba
en otra parte y que había una urgencia por volver. Pero algo faltaba y no sabía
qué era ese algo. Y si en el fondo lo sabía, había una traba que impedía, por
mi bien o por mi mal, que saliera a flote. Tal vez esto te suene un poco
metafísico, pero es una forma de explicarlo, perdona; solo que la vida
transcurría sin que yo me pudiera hacer cargo de mí mismo. Era la inercia quien
hacía todo lo que podías ver, la inercia y quizá también un poco el whisky.
Al salir de tu casa sin poder despedirme de ti, se me
dio por caminar. Lo poco que quedaba o sobraba de mí pudo dirigirme. Había, no
te imaginas, como un deseo terrible de volver a toparme con esa parte mía que
andaba por otros lares. De todos modos tenía que caminar hasta el paradero, no
había pretextos para no hacerlo. Esa distancia sin embargo no me bastaba, así
que, como diría Vallejo o Machado o tantos otros, eché a andar y puse a Moisés
en mis hombros (puse a Moisés en los hombros de Moisés). Es curioso que tanto peso
adentro, una vez puesto en los hombros lo haya sentido ligero. Será que el
dolor metafísico no se mide por kilos ni decibeles como podría ocurrir con el
dolor físico. Es que la pena metafísica te aplasta física y espiritualmente,
casi podría decirse que te arrastra. Había algo distinto de todos modos en esa
caminata, además de la sensación de las seis de la mañana, la bruma, las aves
que no dejaban de cantar y volar como buscando algo o simplemente que alguien
las escuchara. La Javier Prado a esa hora y en ese invierno de domingo era una
desolación moribunda. Parecía, no te miento, que un funeral hubiera pasado o
que esperaban a que pasase.
Mi paso no era ni
lento ni apurado, quizá yo era el funeral que esperaban. No tenía ningún apuro
con la hora, lo único que deseaba era volver, no a mi casa, como ya te dije, sino
a mí. Te lo hubiera contado esa noche, pero no se podía, era tu cumpleaños y
tenías que estar con todos y con nadie a la vez, una manera de Dios omnipresente
que se comunicaba universalmente pero en la que nunca podía estar con nadie. Es
el vano poder de la ubicuidad. Tontos humanos que creen ser tocados (aunque puede
que en lo tonto radique la mayor felicidad). Pero no nos vayamos por las ramas
que vienen lo pajaritos y nos dejan sus encargos, de todos modos tú y yo conversamos
un poco, no a la manera de Dios y sus discípulos, sino más cerca, aunque no
recuerdo mucho, ¿qué nos dijimos?, creo que el whisky ya se me había subido y ese cielo percudido
estaba más cerca; disculpa si continuaba a mil distancias. Si me pongo más
Eurípides todavía, afirmaría que por dentro llevaba un velatorio de mí mismo. Y
era imposible comunicarlo o trasmitirlo, agregaría Gorgias. La razón, varias.
La razón, ninguna. Todo lo inexplicable que pueda pasarme se sucedía. Y lo
único que me quedaba, como siempre, era seguir.
Es un poco
desesperante el camino por delante. ¿Por qué la meta tiene que estar hacia
adelante y no hacia atrás, quién lo dispone? Si yo fui, como ya te dije, es
porque quería saludarte, salí de mi casa y olvidé llevarte el pequeño qepd. No
es la gran cosa, pero mis manos hubieran tenido al menos algo para darte. Un
poco por eso se me ocurrió la idea de que todos te escriban, incluso yo. Ahora
te dejo pensando que la próxima que nos veamos será un tanto lejana. No sé por
qué lo siento. Definitivamente ambos paramos algo ocupados, pero más allá de
eso, así no lo estuviéramos, siento o quiero, no lo sé, alejarme un poco de
todo y de todos, como aprender a morirme sin que nadie se dé cuenta (en mi
cabeza suena tipo soundtrack «Here, there and everywhere» del Revolver). Ser la ausencia que siempre
he sido, confundir este momento con este vacío que se prolonga, con esta derrota
que no me abandona. No sé, necesito aprender a resucitar. O fácil necesito
morirme de verdad, no sé. Hasta pronto.
junio 14
Moisés
Azaña,
un
infiel servidor
lunes, 7 de julio de 2014
COSAS DEL MUNDIAL III
Sí, perdió Costa Rica,
y perdí mi apuesta con un tercio del mundo. Pero nadie me puede quitar lo
soñado. Llegamos a penales y aunque Pinto sabía que me
jugaba la vida, sacó a Campbell en el preciso momento en que me fui a sacar la
ropa de la lavadora. Así me castigaba por no ver entero todo el partido. Lo del
cambio del arquero grandulón de Holanda fue pura psicología barata. En verdad,
era pa ganar. Al menos gané con Brasil. Era viernes por la tarde y tuve que escaparme
un rato del homenaje por el Día del maestro para ir a ver el partido. Toda una odisea por
ver al menos el segundo tiempo. En fin, ahora se viene el Brasil–Alemania y el Argentina–Holanda, buenísima semifinal. Como mis apuestas
siempre son más sentimentales que instintivas he apostado por Brasil y por
Argentina que son los que quisiera que ganen (si alguien quiere apostarme,
inbox). Hasta ahora los partidos de Argentina han sido aburridos. Por fin, en
todo el mundial, va a tener alguien con quien medirse de verdad. Brasil la
tendrá muy difícil contra Alemania después de que medio mundo haya querido
lesionar a Neymar y el colombiano lo haya logrado. Por lo menos ahora no le
harán más faltas. De todos modos la final será Brasil – Argentina y Brasil
campeonará. Sí, otra vez soñando, pero de momento es lo único que me queda.
MOISÉS
AZAÑA
jueves, 3 de julio de 2014
COSAS DEL MUNDIAL II
En un acto casi
suicida he apostado por Costa Rica. Pa que vean que eso de que nadie apuesta
por Costa Rica está alejado de la verdad, aquí estoy yo para dar el hombro y mi
bolsillo. Ya, está bien, la he cagao, fue muy irracional de mi parte, pero
nadie me puede quitar el derecho de soñar. Sí, fácil la naranja mecánica otra
vez despierta y arrasa a los pobres ticos. Veremos, esperemos que no, Moisés
Azaña. Ahora en un instante de lucidez ya no he apostado con medio mundo, sino solo
con un tercio. Hay que decir que de todos los latinoamericanos el país que la
ha tenido más fácil y ha tenido más suerte ha sido Argentina. Hasta ahora. Si
no llega a la final, será pa matarlos. En cuanto al Alemania – Francia, aunque culturalmente
tengo cierta inclinación por los hijos de Piaf, en el marcador de más tarde me
inclino por los hijos de Hitler (lo de más tarde, definitivamente, será otra
guerra mundial). Con respecto al Brasil – Colombia todavía no sé por quién
lanzarme, con los dos simpatizo. Si me voy por quien está jugando mejor, no la
dudo y apuesto por Colombia, pero Brasil es Brasil y mi deseo de que Brasil
campeone no me permite traicionarle con una apuesta. No sé, pero mi hermano me
ha dicho que si Colombia gana, ya queda campeón. Yo le he dicho que si Costa
Rica gana, para extrañeza de todos, será el campeón. No sé, pero quizá ya deba
empezar a prender velitas.
MOISÉS
AZAÑA
sábado, 28 de junio de 2014
Cosas del mundial
Ganó Brasil y tengo mi
primera apuesta ganada. Debería decir mi segunda apuesta, pues antes ya he
perdido una y ganado otra. Pero siento que esta es recién la primera, las
anteriores casi ni me interesaban y lo hice solo con una o dos personas. Esta,
en cambio, la he hecho con medio mundo. Y de un minuto a otro ese medio mundo
ha pasado a deberme. Es curioso todo lo que se juega detrás de un partido de
fútbol, el narrador del Brasil – Chile decía que todos los brasileños sufrían
por el partido y, claro, también los chilenos. Falso, yo también sufría. Yo, imagínense,
un peruano hincha del Sport Boys que no ve fútbol y se levanta a las seis de la
mañana para ir a enseñar y va por las noches a la universidad a escuchar clases
de Latín, Marx, Husserl y otra gente que ya no existe. También C. y a todos los
que les aposté que Brasil ganaba sufrían lo mismo. Hay un mar de gente anónima
en todo el mundo que se muerde la lengua y se le estruja el corazón tras esos
noventa o más minutos inacabables. Y quizá no tanto por una apuesta, sino por lo
que puede significar una derrota o un triunfo. Pero mamá, quien me acompañaba
en la sala, seguía tejiendo y nos decía a mis hermanos y a mí que no gritásemos,
sobre todo en el momento de los penales. Ahora se juega el Uruguay – Colombia y
esperemos que Colombia dé todo porque la vida de mis bolsillos en esta semana
depende totalmente de sus pies. Empiezo a extrañar a Falcao.
Moisés Azaña
P.D.: L. discúlpame, me levanté tarde. Espero verte pronto.
domingo, 15 de junio de 2014
ECLIPSE
— Cuerpo sin escarcha
—Cuerpo de escarcha
Que se pierde entre las manos.
—No sé,
quisiera que todo sea distinto, quisiera portarme contigo de otra manera, de un
modo que te agrade y no reniegues, pero no sé qué sucede cuando estoy contigo,
yo no soy así del todo, quiero decir que puedo ser así pero por ratos, sin
embargo, no sé.
—Ay, ¡Moisés!
Yo tampoco sé lo que sucede.
Estoy demasiado confundida por el momento
y tengo miedo.
No sé si me entiendes, no sé si me escuchas... pero no he mentido
cuando he dicho que quería que te mueras
y luego que vivas.
—Es que
no sé cómo entenderlo
Si fueses más clara lo entendería.
Me encantaría que fueses más clara
—Lo sé,
no soy clara.
Hay cosas que no sabes, que no preguntas
no sé si porque no quieres saberlas
o porque estás contento así
Y yo las voy diciendo poco a poco
porque me ahogo en ellas
Pero me estoy perdiendo, y me dan ganas de maldecirte y culparte
por todo
—Siempre
me echas la culpa
—Digo que
me dan ganas, en esta ocasión no lo hago
no sabes en lo que se han convertido mis noches
cuando me quedo pensando
—No lo
sé porque no me lo dices
Te lo guardas para ti. Yo hoy te dije que hablaras, que girara la
conversación en torno a ti y sin embargo
Me gustaría que te abrieses conmigo
En fin, sólo sé que me encanta estar contigo aunque a veces me
porto como dijiste, como un niño maleducado.
Un beso, hoy hay luna llena.
—Hoy hay
eclipse, Moisés.
—Ahora
mismo quisiera abrazarte fuerte, fuerte.
Nos
vemos.
—La luna
se pondrá roja, espero que podamos verla.
1:30, quizá 2:00
... Qué hacer y qué decir...
Si me dejo llevar por mis impulsos te diría: ¿Qué harás mañana?
Si dejo que todo siga como lo estoy pensando…
—Me
gustaría ahora mismo abrazarte fuerte, fuerte.
Nos
vemos.
—Nos
vemos.
2010
MOISÉS
AZAÑA
lunes, 5 de mayo de 2014
miércoles, 9 de abril de 2014
CIUDAD INMUNDA
-He nacido en esta ciudad del odio
en que el pan se arrastra por avenidas de zapatos sin nombres
Hemos nacido
en que el pan se arrastra por avenidas de zapatos sin nombres
Hemos nacido
Te repito
Hemos nacido
date cuenta
en esta ciudad inmunda
en la que el amor se perdió para siempre
en la que el amor se perdió para siempre
sin aprender a cruzar la pista
y los semáforos
y los semáforos
ya no sirven
ni el rojo
ni el verde ni el naranja
ya no son colores
(los semáforos son tus ojos
(los semáforos son tus ojos
y ya no respiran)
Y hemos empezado a llovernos todos
y ya nadie nos calma
y ya nadie nos colma
Hemos empezado a morirnos
desde el mismo instante en que nos conocimos
Y hemos empezado a llovernos todos
y ya nadie nos calma
y ya nadie nos colma
Hemos empezado a morirnos
desde el mismo instante en que nos conocimos
frente a un espejo
y supimos
desde siempre
que ese rostro que nos miraba
y supimos
desde siempre
que ese rostro que nos miraba
(nos atormentaba)
día y noche sin disimulo
era el nuestro
el que llevamos hoy
el que llevábamos esa vez en que nos quedamos solos
frente a la avenida con gente
el que llevaremos el día que nos iremos de este instante
más locos
más solos y acompañados de lo que somos frente a una pantalla
gigantes fracasos de nacer
gigantes entusiasmos de morir
y el suicidio es una palabra rota que nos intoxica
aplastados de seguir vivos
muertos gigantes de morir ayer
antes que el presente nos pise con su eterno futuro
Estamos jodidos
día y noche sin disimulo
era el nuestro
el que llevamos hoy
el que llevábamos esa vez en que nos quedamos solos
frente a la avenida con gente
el que llevaremos el día que nos iremos de este instante
más locos
más solos y acompañados de lo que somos frente a una pantalla
gigantes fracasos de nacer
gigantes entusiasmos de morir
y el suicidio es una palabra rota que nos intoxica
aplastados de seguir vivos
muertos gigantes de morir ayer
antes que el presente nos pise con su eterno futuro
Estamos jodidos
arrastrados
dichosamente perdidos
Es decir
estamos vivos
dichosamente perdidos
Es decir
estamos vivos
Qué cagada-
Suscribirse a:
Entradas (Atom)