El sarro ebulliciona y salpica su pútrido germen a los estómagos mentales que cada día se vuelven menos conscientes, más indiferentes con lo que sucede en el derredor humano. Ante esto la palabra es un buen cepillo, solo hay que saberlo utilizar.
Ya sabemos que las historias se repiten... Enero 2010 En estos días no existe la (mi) vida, solo un intento furioso por vivir. Últimamente es poco lo que he hecho: algunas películas, algunas páginas, algunas caminatas, algunas conversaciones, algunas angustias... Pero escribir algunas no es justo, demarca un número incontable cuando en realidad cada uno de estos momentos los tengo bien enumerados. Será acaso porque todavía son pocos los días en estas cacaciones o será porque mis días trascurren monocordes y sin sorprendentes matices. Imagino que hay una comunicación entre ambas, como si cada una haya puesto de su parte para convertir a estos días en un solo color: un mismo juego de acordes que se repiten hasta el cansancio. ¿Adónde te has ido polifonía, adónde vida polícroma? moisés azaña ortega