domingo, 23 de agosto de 2009

Soledades


Extrañarán volver a acostarse juntos, extrañarán los ronquidos que incomodaban e impedían volcarse en el sueño, extrañarán las pataditas, las breves discusiones que desvelaban sus noches; extrañarán tener en sus costados el pellejo grasoso que cada día aparentaba más a papel ajado que piel humana.

Se extrañarán. Cada uno pensará en el otro con más frenesí que los primeros días de enamorados, no dormirán por concluir una fantasía de reencuentro, por crear historias inverosímiles como creaban en su juventud sostenidos de la almohada. Tratarán de volver a encontrarse pero el encuentro tendrá que ser casual, disimulado y repentino sin que ninguno se vea descubierto en el plan diseñado noches atrás, pero ninguno se encontrará, kilómetros los separan.

Resignados se contentarán con recoger y pegar las fotos rotas que alguna vez endiablados echaron a la basura. La goma será la aliada de la nostalgia mientras el retrato se esté recomponiendo cual rompecabezas. Pero nada tendrá el mismo sentido, en vano humedecerán de gotas esas fotos, ninguna imagen será igual a la real; la acariciarán y luego de besar ese papel colorido entenderán que aquel pedazo de recuerdo es más frío que la estación en que viven sus cuerpos y sobretodo sus agobiadas almas. Sin saber, volverán a romperlo para volver a echarlo al tacho de basura con la categórica decisión de ya no recogerlas jamás. Antes de que se arrepientan la tirarán al primer camión de limpieza para después llorar arrepentidos y acostarse solos otra vez y soñar otra vez y otra vez y otra vez…

Y así levantarse y continuar su vida hasta que uno de los dos asista al entierro del otro, y vuelva a llorar, se haga una cruz en el pecho y en su oración implore que en aquella esperanza llamado cielo, se encuentren.

De regreso a casa la vida será una farsa, esa cama, ese sillón, ese televisor, tu casa. Todo: una farsa. Tú solo en un mundo repleto de soledades.

3 de abril

AZAÑA ORTEGA