domingo, 6 de septiembre de 2009

Piedras en el escritorio


Eran tres o cuatro piedras las que tenía en el escritorio, cada una con un significado distinto, cada quien guardaba su propia aura, su propio color; era la concepción de un momento, el instante que había robado un pedazo de eternidad. Pero ayer cuando distribuía un nuevo orden a la mesa de estudio, me percaté que no eran tres o cuatro las piedras, sino más diez, entonces ese mundo tripartito que tenía en mente empezó a derrumbarse, inició mi confusión y los significados atribuidos cayeron al caos, todos terminaron siendo parte de todos, mezclados, confundidos, sin saber a cuál le pertenecía determinado valor. ¡De dónde salieron tantas piedras! ¡Cuándo las traje! ¡Qué valor les atribuí!

Están todas allí, ya no las puedo retirar, sería una ofensa contra mi persona y contra ellas que aunque no sienten, para mí están vivas.

26 de julio
AZAÑA ORTEGA