jueves, 29 de enero de 2009

Oración

Debo destripar este sinapismo, hurgar procedimientos, minar los escalones apolillados inservibles para el ascenso (apenas lo tocas: ¡tropezón!, te devuelve un polvazo en los ojos, estás en el llano). Debo dilucidar, no satanizar esas parábolas difusas que la ciudad planta cada día como un sol en la maceta, engañando a sus esperanzas con una vida eterna detrás de los cerros. Debo tener un orden que me lleve de la mano, no soltarlo aunque helado como el hombre que duerme en el catafalco sienta sus dedos. Debo dejar que mi instinto animal mane y muestre su utilidad, sus primores, los puentes que he dejado de cruzar: ¡despierten pestañas!, ¡miren el éter que se desprende de la tierra, lo de arriba apenas es un sucio espejo! Debo armonizar-me, establecer criterios fijos en los cuales me introduzca y viaje hasta que en el tren expresen el «llegamos». Debo antologar mis jerarquías: el aprendizaje primero; renunciar a las salmodias invernales que repiten indigencias. Debo exprimir los momentos, no imantarme a las malquerencias, dejar esas hinchazones para el martillo y para los atletas. Debo, guitarra de huesos, dejar mi existencia de barro donde nacen zancudos, convertirme en el hombre que se diferencia del mono. No edificar cálculos de sombras irracionales, ni tangentes que no encuentren la hipotenusa en el crepúsculo. Beber la subsistencia, que caiga en la tráquea, envolvernos asimétricos en la gravedad que ningún Newton descubrió. Quizá la falta de ecos, el martillo en conjunto, las disonancias de mis matrices sin medida, mi mamá sin su octavo hijo… puedan devolverme la comodidad de regresar a la tristeza alegre. Quizá en la avenencia orgánica restituya el semblante que en otrora pude desprender. Por ahora, debo encontrar la belleza que el caos me esconde.

Moisés Azaña Ortega

viernes, 23 de enero de 2009

CONGESTIÓN


Toca el claxon, su desesperación le frunce las cejas, golpea el volante reiteradas veces como si de este modo sosegara el tráfico, el calor es insolente dentro del tico; voltea, en sus ojos hay vertical furia, horizontal humanidad, avanza a lo mucho dos metros y un camión enorme se aproxima, miles de cláxones continúan la batalla campal de resonancias volviendo loco a los transeúntes y a los mismos chóferes. El camión se coloca a su costado, quiere entrar por allí, presiona el claxon y le revienta la membrana auditiva a nuestro conductor, y el ¡carajo! llega hasta mí, el ¡mierda! lo escuchan todos, el ¡conchatumadre! nadie lo quiere oír, pero es inevitable, ni aunque te tapes las orejas aquel baladro evitarás: sacuden tus tímpanos, el eco de el ¡conchatum…! se seca allí. Una combi pasa ocupando la vereda «maneja bien, imbécil», le gritas, bajas la mirada: el chofer es un dinosaurio. El sol está totalmente desnudo y se echa en la ciudad de Lima como si quisiera broncearse; dentro del tico se produce una especie de calentamiento global y le genera comezón en los testículos. No se ha bañado, no tiene agua en su casa, le han cortado por no cancelar, por eso está taxeando pero es mediodía y apenas ha llevado un pasajero y no ha sacado para el petróleo ni para pagar el alquiler del auto… Paciencia, mejor es esperar, te has dado cuenta que por más que desesperes no lograrás reducir la congestión, buscas entonces el periódico que en la mañana, cuando todo te era Edén, lo compraste, te desabrochas la camisa, te rascas los huevos y empiezas a leer tu diario deportivo esperando que el policía de tránsito indique que pueden proseguir. De pronto escuchas con alevosía: «¡Avanza, cachudo baboso!», ¿es para ti?, alzas la vista y te repite lo mismo pero con mayor firmeza. No le devuelves el insulto, ni siquiera le miras con cólera; indignado, le obedeces: avanzas, y una ligera sonrisa se choca con el sudor de tu rostro, entonces entiendo por qué sonríes, ese insulto en ti es un halago: nunca has tenido novia.

Moisés AZAÑA ORTEGA

jueves, 22 de enero de 2009

DILACIÓN


—Ya ha pasado una semana desde que me dijiste que la hacías.
—Ahora sí, más tarde la hago.

—Ya llevas un mes allí.
—Es que es no es fácil, ponte en mi pellejo.

—Y hasta ahora, ¿nada?
—Sí, tiene enamorado… Vamos a chupar —dice resignado y cabizbajo—: yo la pongo.


Moisés AZAÑA ORTEGA

miércoles, 21 de enero de 2009


-la vida puede ser sencilla si ponemos de nuestra parte
pero qué cagada resulta a veces-

Moisés AZAÑA ORTEGA

martes, 20 de enero de 2009


-tantas cosas por escribir, tanto por decir... 
y no tener palabra-
Moisés AZAÑA ORTEGA

lunes, 19 de enero de 2009


-la vida es un conjunto de daños que hace hombre a los hombres
o los caga-

Moisés AZAÑA ORTEGA

lunes, 12 de enero de 2009

DESPERDICIOS DE NUEVO AÑO (1 e)


Amanecer:

Mis párpados son arrastrados por la gravedad, estoy a punto de caer en estado de coma.

Al regresar a casa, siete de la mañana más o menos, me percato de que todavía hay grupos con vasos y cigarrillos y exclamaciones que tratan de llevar el compás de Los Juanecos u otra orquesta, pero sus cuerpos ya no responden. Algunos roncan en plena avenida como si de su tierna cama se tratara, otros hombres con baba que poco a poco baja… y baja, se estira en el aire hasta que cae en su propia mugre; otro, con anónima indignidad, ha escondido su rostro en la sombra de un árbol, pero ya amaneció, y el sol descubre cierto moco como ornamento, sube y baja como columpio, el moco juega, construye un camino en el que avanza y retrocede al ritmo de su estrepitosa respiración y no logra desprenderse, se ha adueñado del territorio y origina, además de admiración, cierto no sé que de espanto.

Lo que nos trae el nuevo año: huayco en pleno verano limeño.

1 de enero de 2009

Moisés AZAÑA ORTEGA

LETARGO SIN SERMÓN (1 e)


Antes de llegar a casa percibo de lejos a mamá con una vieja escoba, barre los desperdicios que dejó el año viejo, es decir, el nuevo año inicia sucio, siempre inicia sucio, muñecos quemados, camas viejas incendiadas, tiras y tiras de cuetecillos verdes y rojos, y calaveras y chispitas mariposa y rata blanca y mamá rata y abuela rata y abuela blanca y mata la suegra y todo lo que no se ha querido llevar o traer para este inmaculado añito. Y más allá, del muñeco que prendió mi vecino Poto Blanco, el viento ha traído mucha ceniza, doble trabajo para mi madre, mi hermosa viejita a quien amo, barrer nomás pues, qué queda, la ceniza se alza, forma un nudo en el aire, se expande, justo yo llego y se clava en mi garganta, maldita sea, toso… De pronto: «Dónde has estado», inicia el purgatorio.

Esta vez, milagro de la vida, no hubo sermón. Le respondí que estuve en la casa de un amigo (el Cabeze’ puñete), y tomé la escoba pa' hacer méritos y mientras barría conversamos frases que por el trago o por el sueño he olvidado, seguro ninguna importante, ninguna trascendente, aunque quién sabe. «Ya anda descansa», aconsejó. Sin embargo, todavía no tenía sueño. En verdad, Morfeo estaba al acecho, llevaba horas acosándome pero lo rechazaba —como diría mi hermano— peor que perro con sarna. 

Ahora que escribo, regresa, vuelve a la carga (¡entiende, no te pido que vengas!), me agarra por la espalda, aprieta mi cuello, una guillotina —¡la veo, la siento!—, está allí, al frente, oculta mi visión, viene, viene… Caigo en estado de «punto y aparte», la coma en el sentido lingüístico proporciona un intervalo pequeño de tiempo para expresar correctamente una oración; yo necesito un intervalo más grande para recomponerme. La gravedad irrumpe: bajo las carpas, me quedo sin ojos.

1 de enero de 2009

Moisés AZAÑA ORTEGA

ABRÍ LOS OJOS (1 e)


Atardecer:

Abrí los ojos: mi habitación había sucumbido a los avatares de las fiestas de fin de año, con decir que algunos calzoncillos estaban junto a libros en el escritorio podría indicar más o menos la gravedad del caos. Para darle la contra hice ejercicios (milagro), me dije que empezar el año con una pequeña rutina para el cuerpo podría ser de buen augurio, de paso calentaba para bañarme. El baño fue rápido y fresco, me vestí, bajé al primer piso, cocinaban. Había llegado visita y charlaban, niños entraban y salían, afuera brindaban con Pilsen Callao, jugué con mi sobrinita (Vania), repetí la adivinanza que planté a otros de mis sobrinitos hace más de un mes. Todos se volvieron a rendir, insistían y rogaban que les responda «Ya pues… Seguro que tú tampoco sabes la respuesta», me decían. Obvio que lo sé. Luego, entre familia, degustábamos peziduri Donofrio. Mientras lo disfrutábamos, les conté el relato de Juan Sin Miedo. 

Almorzamos, tardísimo. 

Reposé… 

Me senté a escribirte.


1 de enero de 2009
Moisés AZAÑA ORTEGA

DORMIR ES UN MODO DE ESTAR MUERTO (1 e)


6 p. m.

Dormí a las 8 de la mañana, desperté a las 2, es decir, me bastaron solo 6 horas. Al levantarme todo el sueño había sido eliminado, me sentía completo. No entiendo por qué ahora me ataca de nuevo. Ya no quiero dormir, quiero escribir, quiero leer, quiero estar vivo, quiero.

Dormir es un modo de estar muerto, no se crea nada, no se tiene memoria, solo te recobra el aliento. No recuerdo dónde leí o escuché «si quieres vivir diez años más de vida, levántate más temprano». Y no intentó decir que al despertarse más temprano se podía vivir más años de lo normal, sino que uno vive cuando está despierto y no cuando duerme. Colocando la palabra vida en sentido específico, es todo: dormir y despertarse, vivir y morir. No obstante, en la acepción manejada, vida es solo el hecho de producir, y se produce despierto, no durmiendo. Por ejemplo, no podría escribir lo que lees si estuviera dormido.

1 de enero de 2009
Moisés AZAÑA ORTEGA

LA ADIVINANZA (1 e)


Mi sobrinita Nadia, hermana de Vania, ha venido y está insiste que insiste y vuelve a insistir (no sabes cómo friega) en que le diga la respuesta, «al menos una pista» me repite. Ya se la he dado, pero continúa insistiendo. Entonces le digo que la respuesta está en tal obra de la biblioteca. Abro alguna página al azar, de casualidad se presta para el enigma formulado, se la leo cambiándola a mi antojo para que haya un nexo con la adivinanza («Camina y camina y nunca descansa, aunque nunca muerte, a todos mata. ¿Qué es?»), pero no le digo la respuesta, dejo en suspense con el fin de que se provoque leer. Y, para mi alegría, toma el libro y empieza a leer, pero al poco rato, como todavía deletrea, se cansa y de nuevo inicia el tropel: «Dímelo, dímelo, dímelo, ya pues, dímelo por favor, a mí nomás, no le voy a decir a nadie». «Mañana te digo». «Mañana no voy a venir». Después de tanto insistir (joder sería la palabra correcta) pronuncia «chao, chao, me voy, no quiero adivinanza», y se va o, mejor dicho, hace como que se va, no llega ni a la puerta y regresa corriendo hasta mi costado y nueva inicia: «Dímelo, dímelo, dímelo». «Mañana te digo». «Mañana no voy a venir, te lo digo, ¡mañana no voy a venir!», se desespera. «¿Qué no descansa? —se pregunta—, el loco, ¡el loco no descansa!». «Sí descansa». «Yo nunca he visto a un loco que descanse». Después de largo rato que no me deja escribir: «Ya Moshe, no quiero saber nada de adivinanzas», agranda su ya de por sí enorme cachete y se va molesta, sin respuesta, y habiéndome impedido escribirte e ir ya mismo a matar mi sueño en la cama.

1 de enero de 2009
Moisés AZAÑA ORTEGA

domingo, 4 de enero de 2009

PRIMERO DE ENERO (1 e)

Cada párrafo se puede defender por sí mismo, no necesita una ayuda precedente ni posterior, sobrevive (ojo: sobre-vive) solo. Tomé la decisión (no sé si nefasta o acertada, usted lo decidirá) de separarlos. Espero que no naufraguen.

PD: El título es su abreviatura y son todos los que están bajo «1 e».

Jueves 1 de enero de 2009

Moisés AZAÑA ORTEGA

jueves, 1 de enero de 2009

SALUDOS ATRASADOS


A fines del 2007 escribí para algunos amigos estos sinceros deseos; este año los deseos son similares. He hecho ligeros cambios; he cambiado, por ejemplo, 2008 por 2009.

*La mierda distinta de mañana se aproxima. Los buenos deseos y la repartición de abrazos también. Es como un florecimiento que a la mayoría le viene bien, lástima que sea efímero y no perdure todos los días que dura el año. El 2009, como todos los años, también traerá lo mismo con distinta vestimenta, tal vez más haraposa que las precedidas, pero las esperanzas, ilusiones y todo ese manjar que se lleva intrínseco son las vestimentas que no deben perecer. Que no sea solo un feliz 2009, sino que sea la semilla que dé fortalezas para establecer un buen estilo de vida.

*Que este año del mañana, pese a saber que va a tener sus estiércoles de siempre, florezca en ti una mejora de puta madre. Que el carpe diem sea de todos los días y que esta noche tomes lo medido para que la resaca de mañana no sea una cagada.

*Siempre a una amistad se desea lo mejor. Se le anima a que siga, a que luche, les damos la fuerza para que no caiga y si cae tratamos de que se levante. En cuanto a un limpio año, a un nuevo aroma, que en realidad es el mismo, también las buenas vibras están allí acompañando a todos los seres marchantes. Pero despertemos: la ropa limpia se ensucia, el aroma también decae. Aunque todo depende de nosotros. A pesar de que los buenos deseos estén, sabemos que la boñiga saldrá a obstruirnos el paso. Es la realidad. Sólo queda seguir y empujar a que todo, a pesar de lo gris, se encamine al punto establecido por nuestras ideas. Que este año próximo te levantes más que siempre.  Que este año las madrugadas sean tuyas. En fin, a la mierda todo y feliz año.

*Y para seguir a la masa te diré que tengas un feliz 2009, la maldita rutina al carajo, no tengas miedo de errar, equivócate cuantas veces puedas para que aprendas el doble antes de que la edad te salga cara. Y que ante todos los problemas busques alguna solución y si no puedes pásame la voz: vendo soluciones por mayor. Hablando en serio, trata de no embarrarla: aprende de los errores de los demás, no es necesario que tú los lleves en carne y sangre.

*Que esta 2009 sea menos ramera, no tan pútrida como las precedidas. Que los acontecimientos sean más baratos en cuanto a secuelas y más caros en cuanto aporte universal. De todos modos que este «nuevo amanecer» constituya el nido para las nuevas metas, el lavado de rostros, el nuevo existir dentro de uno.

*Que hayas y continúes teniendo una fiesta costumbrista feliz. Con respecto a la 2009, fúmatela, muérdela, cáchatela: hazla tuya. (He puesto como femenina a ese año por conveniencia, para que haya concordancia y Rocha no joda).

AZAÑA ORTEGA, 
MOISÉS