miércoles, 4 de marzo de 2015

DOS DE MIS SEIS HERMANAS


agosto 2014

A veces mis hermanas se pelean. Si eso sucede, pueden pasar días o tal vez semanas sin que se crucen ni una sola palabra. Pero llega un día, de repente, que cuando vuelvo a casa las veo de lo más chochas conversando. ¿Qué ha pasado, cómo se reconciliaron, qué se dijeron? Ni idea, pero es algo que pasa siempre. Se llevan bien, se pelean, discuten, rajan entre ellas, pero siempre, por una u otra razón, se amistan y vuelven a reírse de las mismas cosas, cocinan juntas, chismosean juntas, etc. Como ahora. Ninguna es mejor que otra, aunque muchos pueden pensar que L. Yo no lo creo, solo que son distintas. L. es más solidaria y sencilla, E. también es solidaria, solo que es un poco soberbia. Estoy siendo injusto con ellas. Lo mejor sería no ponerles ningún adjetivo y seguir contando que en esta mañana de agosto, con este frío de invierno, ellas conversan en el lavadero del primer piso, cerca a mi cuarto del segundo, y es como si recién se hayan conocido o como si fuesen dos grandes amigas que se han encontrado después de mucho tiempo.