lunes, 26 de mayo de 2008

JAVIER HERAUD: RAMAS DE OTOÑO




Puerto Maldonado, Perú. Trapos blancos se tropiezan con el viento, arriba, arriba: lo mueven en indicación de paz, con alevosía. Son cuatro y están inermes sobre una canoa en dirección a Bolivia. Un disparo y otro disparo y otro disparo... un tropel de balas hunden el silencio y sepultan una vida: Javier Heraud ha caído.

19 de enero, 1942: Jorge Heraud y Victoria Pérez ven nacer a su tercer hijo con esa emoción que solo conocen los padres, sin imaginar que solo veintiún años más tarde lo perderían para siempre. Javier, le pusieron de nombre. Desde el colegio se evidenció su dote por la literatura, colaboraba en la revista con artículos y poemas. Además sobresalió en competencias deportivas y, al concluir sus estudios, recibió el Segundo Premio de su promoción y el Primer Premio de Literatura. A los dieciséis años ya estudiaba en la Universidad Católica del Perú en la Facultad de Letras. Ese mismo año principió a dictar clases de Castellano e Inglés en el Instituto Industrial Nº 24. Pasaron dos años para también ser profesor de Inglés en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.


1960: Publica su poemario El Río, todavía no cumplía la mayoría de edad. Mientras transcurren los días sigue creciendo su conciencia social y en diciembre, debido a su poemario El Viaje, obtiene el primer premio en el concurso Poeta Joven del Perú, con César Calvo.

1961. Tiene diecinueve años. Se inscribe en el Movimiento Social Prsgresista (MSP). Participa en manifestaciones. Se matricula en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), donde estudia Derecho. En San Marcos conoce nuevas amistades y frecuenta los círculos sanmarquinos que en la Católica no hizo. Publica El Viaje. Es profesor de Literatura en el Colegio Nacional Melitón Carbajal. Vive la escaramuza entre simpatizantes de la revolución cubana (Heraud, uno de ellos) y exiliados cubanos anticastristas: hubo varios detenidos. Parte a Moscú invitado al Forum Mundial de la Juventud. Lleva la representación de su partido, el MSP. Permanece 15 días en Rusia, visita la Plaza Roja de Moscú y la tumba de Lenin. (Testimonios del encuentro son los poemas "Plaza Roja 1961" y "En la Plaza Roja"). Viaja a París y Madrid. En París visita el sepulcro donde descansa el poeta Cesar Vallejo (Poema "En Montrouge"). Su regreso a tierra peruana se da el día 20 de octubre.

1962. Renuncia al Movimiento Social Progresista: "Yo no creo que sea suficiente llamarse revolucionario para serlo…". Viaja a Cuba a estudiar cinematografía, becado. La ruta pasa por Chile, donde es recibido por militantes del Partido Comunista de Chile y permanece cinco días. 4 de abril, Heraud pisa tierra cubana: “Vi a Fidel de piedra movediza, escuché su voz de furia incontenible hacia los enemigos. Y recordé mi triste patria, mi pueblo amordazado, sus tristes niños, sus calles despobladas de alegría”. Camina, anda, visita, conoce,… se prepara, sudoroso, como luchador social, pasando por Camaguey, Santiago de Cuba, Santa Clara (donde luchó el Che Guevara), pues tenía la convicción y los ojos abiertos que querían ver un cuadro justo; encarnada las venas de la humanidad por transformar la esfera pútrida que navegaba en ese entonces y que aún hoy habita en nuestros derredores.

Mayo, 1962: se matricula en la Universidad de La Habana, especialidad Literatura, en el cual forma círculos literarios y de cine.

18 de julio de 1962: Golpe de Estado en el Perú, el General Pérez Godoy destituye a Manuel Prado. En La Habana mantiene su vínculo con las hojas y las letras, y sigue escribiendo poemas, con el seudónimo de Rodrigo Machado, también utilizado en el Ejército de Liberación del Perú. Cuando se encuentra en La Paz sigue viva su pasión por la escritura, alzando la palabra con pluma y fusiles, arraigada por la esperanza sin fronteras.

Noche del 14 de mayo de 1963. En el Puerto Maldonado, Javier Heraud es matado por las balas del policías.

Una noche de 2008, Moisés Azaña, en su cuarto, sin poder creerlo todavía, escribe que a Javier Heraud lo mataron. No, cuando un hombre crea una obra, por más bala que le metan, ese hombre –quiérase o no– seguirá vivo y podrá acompañarnos en cualquier momento, como ahora, basta abrir una de sus páginas.



Les comparto un video sobre él:


AZAÑA ORTEGA