lunes, 31 de diciembre de 2012

SALMO DE UNA MEDIANOCHE EN QUE NO QUERÍAMOS MOVERNOS DE CASA


Brindemos no por el futuro que no nos espera
Brindemos por el pasado que tanto daño nos ha ofrendado
Brindemos, no por el año nuevo
casi todo lo nuevo sabe mal
empezando por la ropa
y los amores
que aún no tienen el olor de madera llovida

Brindemos por lo viejo
por lo que hemos querido
por lo que hemos odiado
por lo que hemos llorado
no por los desactualizados presentes que vendrán

Brindemos por lo que hemos dejado
y se ha resignado a quedar atrás
por lo que hemos querido dejar
y, maldita sea, no nos ha soltado

Brindemos por nuestros padres
porque también podemos elegirlos
por sus errores
por sus aciertos
por sus levántate, ya son las diez
cuando apenas son las seis

Brindemos 
por los hermanos
por mis veintitrés hermanos
aunque mal paguen
o mejor dicho 
aunque no me paguen nada
ni siquiera un pasaje a la universidad

Brindemos por los besos que no hemos dado
por los huesos que nos hemos roto
por los esfuerzos sin gloria
por los besos que nos costaron 
«te recuerdo como la mejor canción»
por los amores que se fueron
por los que no regresarán

Brindemos
Brindemos
hasta rompernos la sonrisa
de tanto Dionisio perdido en el Centro de Lima
por tanta rabia mal disimulada
hasta que nuestras vísceras queden reflejadas en el espejo
hasta que nuestro rostro ya no sepa cómo se llama

No nos espantemos de nosotros mismos
brindemos por la vida
un himno por la muerte
que a nadie espera
la muerte que bailará esta noche con nosotros 
la muerte que se sentará contigo al desayuno
la muerte que no asistirá a tu entierro
la muerte que mañana se acostará en tu cama
y pondrá en la cocina el calentado para que juntos lo saboreen

Brindemos
se nos va la vida

Brindemos
la vida ya se ha ido

MOIZÉS AZÂÑA

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