domingo, 9 de mayo de 2010

Vida, qué impredecible, pasa tan rápido que todo parece ayer (nunca presente) sujetándose siempre del futuro donde vive nuestra esperanza, la ilusión por progresar y no ser uno más de la muchedumbre, pero lo somos y así moriremos por más que logremos alguna tras-cen-den-cia. Quién recuerda a Renoir, quién conmemora a Hitchcock, quién piensa en Hesíodo, quién habla sobre Diógenes, quién vibra con Armstrong, quién siente a Grieg, quién conoce a Vallejo. Grupos reducidos y casi herméticos, tipos de cigarrillos y de orgullos por una cul-tu-ra aprendida, letrados con inodoros en la cabeza.

El mundo es grande, y de esa grandeza, solo un retazo recuerda a esos hombres inmortales que están muertos (dulce paradoja); los demás ignoran las plumas, los acordes, las pinturas; no son más que célebres desconocidos —por ejemplo Darwin: lo conocen mas no lo leen—, son muy pasado para tenerlos presente, cosas viejas que sirven más de esnobismo que de solución a los problemas. La mayoría está preocupada por el hambre, por la enfermedad, por el colegio, el continuo devenir. Los trapos de la cultura no son fácilmente bienvenidos en las familias, hay tanto por hacer y deshacer como para perder segundos contemplando un cuadro de Dalí o leer una obra de Dostoievski.

abril 2010
AZAÑA ORTEGA

4 comentarios:

La Gata Schrödinger dijo...

mmm... no concuerdo. La huella de los grandes no se percibe en sus homenajes. La civilización como la conocemos es posible gracias a su trabajo, para muchos anónimo, y ahí es donde yace su verdadera importancia. Siempre he pensado que el mensajero no es más importante que el mensaje.
Saludos!

Anónimo dijo...

mmmm....

Cesar Antonio Chumbiauca dijo...

La cultura busca colarse, y en el embudo se han aglutinado las necesidades primarias; lo que queda para la cultura ha sido vilmente desplazado por telenovelas, por programas absurdos y estúpidos de televisión, por la música qué ensordecería fríamente a Beethoven (Reggeton), por los periódicos chichas con imágenes y titulares que dejarían maliciosamente ciego a Borges, etc, etc... La cultura clama y mendiga en las casas y en las plazas un poco de humanidad.

MoiZés AZÄÑA dijo...

Primero quiero dejar mi Posdata Incongruente por este lado ya que en el post como que no caía: Aunque no tenga que ver con el texto, no quiero dejar pasar este espacio: Te quiero ma.
Lo escribí porque ese día fue la fecha que se conmemora a las mamás. Estoy convencido de que debe ser todos los días, y que esta fecha es sobre todo de comercio, pero también es un día de festejo y de recuerdo. Por otro lado, aplaudo las palabras de la Gata, aunque eso sí, quiero decirle que yo en ningún momento dije o traté de decir que las obras de los grandes se perciba solo en sus homenajes y que además ellos no sirvan de base o puente para la cultura. En fin, siempre estamos mal interpretándonos y quizá eso en el fondo es bueno. En cuanto al anónimo, no entiendo. Y, oh, César (Toñito, jaja), ¡cuánto tiempo! Al parecer ni tú ni yo nos hemos dado un tiempo para comentar los últimos escritos, tú sabes, las exposiciones, las tares, los exámenes, las lecturas, los espacio de relax… Estoy de acuerdo en lo que dices (estar de-a-cuer-do. Muy difícil estar de acuerdo últimamente). Hagamos algo para que la cultura no quede solo en brazos de los brazos. Me gustaría continuar respondiendo pero las balas de los segundos atormentan. Hasta la próxima.

Moisés AZAÑA ORTEGA