sábado, 3 de mayo de 2008

AUNQUE NOS COSAN LAS LENGUAS



No solo es una vergüenza, sino un escándalo que incluso un ciego puede oler. Es delito contra la libre expresión: ¡dónde queda la democracia que tanto cantan? El acoso del Gobierno contra quienes reclaman Justicia cada vez se hace más insoportable, menos disimulado. Regresamos a los noventa, a los ochenta, a la dictadura. ¿Acaso a lo largo de los años, en vez de acumular experiencia para ya no cometer las mismas fallas que nos alarman, reciclan inmundicias, errores sin descaro contra el pueblo que los ha electo?

Bajan los salarios y los pobres son más pobres, crece el hambre bajo los techos sin techos, y los costos es lo único que crece en los cuerpos. En una palabra, este segundo Gobierno del Apra es un espejo del primero. Peor: un espejo roto. Luego, como un niño que se equivoca y quiere exculparse, imputan crímenes a cualquiera que no concuerde con sus ideales y cargan todo su arsenal contra ellos.

Es lo que ha sucedido con Melissa y otros seis peruanos detenidos en la frontera norte. Melissa, estudiante de San Marcos, miembro del grupo cultural Círculo del sur, solo por asistir al segundo encuentro de la Coordinadora Continental Bolivariana realizado en Quito, ha sido detenida. Se le acusa de conspirar contra las Cumbres de Jefes de Estado a desarrollarse aquí en Perú, sin siquiera tener pruebas. Esta falta de pruebas evidencia la forma en que procede el gobierno aprista para desbastar la libertad de expresión y pensamiento. No lo logrará, aunque nos cosan las lenguas o nos corten las manos, nuestras ideas seguirán enteras. ¡Basta ya de opresión: liberen a Melissa y a sus compañeros!



Moisés AZAÑA ORTEGA

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