miércoles, 18 de noviembre de 2009

La melancolía es la dicha de estar tristeVíctor Hugo

Cuando uno está encerrado en sus cuatro paredes se pierde de mucho. Vive engañado de verdades que inventa y la realidad se separa históricamente por renglones y no por los días. Salí al balcón, la llovizna caía suave, la neblina entristecía a cualquiera, el girasol agachado miraba el suelo, me daba la espalda (me ignoraba) y las personas que transcurrían por la noche parecía que llevaban en su espalda una cruz pero muy distinta a la de Cristo. Era una cruz creada por sufrimientos sacados de la televisión y no de la vida, me recordaba mucho a los pedazos de tripley cargado por un amigo cuando hizo de Jesucristo, o sea todos ellos me parecían un teatro, tan mentira, tan apariencia pero esforzándose asemejarse lo más posible a eso que llamamos vida que los sentí muy repugnantes: destruyeron el paisaje triste que trataba de instalar en la garúa.

Entonces la frase de este epígrafe se fue al diablo.

julio 09
AZAÑA ORTEGA

11 comentarios:

мαyяoрolis dijo...

Ésa frase de Victor Hugo me gustó.
Yo soy una persona muy cerrada en sí misma, y ups, esto me pegó un poco jaja.
Pero todo cambia para bien.
Saludos enormes.

MoiZés AZÄÑA dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
MoiZés AZÄÑA dijo...

Tal frase me acompaña siempre y es la que más se identifica con mi vida. Pero no deberías encerrarte, la vida está afuera de los libros, en ellos solo encontramos una representación. La sabiduría está en equilibrar ambas cosas. Abrazos desde el Olimpo. Saludos de Zeus.

AZAÑA ORTEGA

Gabriela Parra dijo...

Curioso comentario: La vida esta fuera de los libros...

Acaso algunos libros no solo intentan describirnos la vida? o como vivirla? o como hacer para no pasarla desapercibida?

Interesante, interesante.
Gracias señor Moisés.

Saludos =)

MoiZés AZÄÑA dijo...

Muchas personas sin jamás haber leído un libro viven mucho mejor que tantos angustiados intelectuales. Así es, la sabiduría del libro es muy buena, pero la sabiduría de la vida, a mi parecer, es mejor. En los libros está el jugo de esa vida. En la vida, los limones.

Abrazos.

AZAÑA ORTEGA

Gabriela Parra dijo...

Ohhh eso que dijo fue muy real...me gusto asi mucho.

Gracias por escribir señor angustiado intelectual jeje.

Abrazos recibidos y devueltos =)

Circe La Hechicera dijo...

Azaña, no será que los estados emocionales distorsionan nuestra visión de los hechos? O quizás nuestros pensamientos son demasiados caprichosos? A veces regodearse un instante en la melancolía puede ser un extásis. Los intelectuales tienen su técnica, pero más depurada. Un beso grande.

Anónimo dijo...

las heridas en el alma son bien cagonas, xq no habra remedio para eso? aunq si las heridas del alma tendrian alguna cura, creo q no se aprenderia ni se reflexionaria acerca del dolor y la tristeza... son necesarios para la vida

YO

nocheoscura dijo...

Yo siempre pienso que quizás entre cuatro paredes no te puedes tropezar con la vida real. Por otro lado también pienso que es gratificante tropezar e incorporarse con más fuerza.

Si pudiera elegir querría saber disfrutar de otras cosas, no sólo de libros, de documentales, de exposiciones, de paseos, sólo me falta saber disfrutar de la gente.

MoiZés AZÄÑA dijo...

A

Gabriela
Alimenta mi alegría que le haya gustado. Espero continuar por el mismo camino y no defraudarla.
No me devuelva mis abrazos, si me da solo los suyos, quedaría contento.

Circe, mi hechicera
Claro, nuestros estados emocionales distorsionan la veracidad, brindan perspectivas incorrectas y hasta maniobran hechos inconclusos. En cuando a los pensamientos, no solo ellos son caprichosos. Y la melancolía, como Víctor, es una de mis mayores dichas.
Un beso depurado.


Perdón, Nocheoscura y Yo, quisiera responderles con calma, ahora ando apresurado, ya me sentaré con tranquilidad en algún segundo. Besos.

AZAÑA ORTEGA

MoiZés AZÄÑA dijo...

Respuestas a

Yo
Tiene cura, mi estimada, pero es necesario mucho esfuerzo y a veces somos tan frágiles que no contamos con esa migaja de arena. Ah, y no es necesario sufrir para aprender. Espero que inventes nuevos caminos de aprendizaje. Confía en ti.

PD: Reviviste, creí que ya no volverías y comencé, no sé por qué, a extrañar tus vocablos.


Nocheoscura
No sé cuán gratificante puede resultar un tropiezo, pero sus efectos presumo que serían positivos si se toma de buena manera. Pero la vida real también son esas cuatro paredes, no lo olvides. El tropiezo no solo se da afuera, también se da dentro, en todos lados. Hay que aprender a no tropezarnos, a utilizar los zapatos y los caminos correctos. Y hay que aprender, igualmente, a disfrutar de las personas, de la noche, de la aurora, y, sobre todo (pero sobre todo) de uno mismo.

AZAÑA ORTEGA