El sarro ebulliciona y salpica su pútrido germen a los estómagos mentales que cada día se vuelven menos conscientes, más indiferentes con lo que sucede en el derredor humano. Ante esto la palabra es un buen cepillo, solo hay que saberlo utilizar.
A Mayropolis: Creo que la felicidad se alcanza más que en momentos, más que en sutilezas que abarcan segundos, minutos, decir horas quizá suene optimista. Pero podemos tener felicidades siempre, todos los días, aunque hay fechas que esa materia abstracta se esconde, deja de aparecer en nuestro mundo, entonces tontamente se cree que la única salida es aquella fatal y patética; nos cargamos de mundo y de lágrimas, y en un papel se deja la sin razón que será la señal del desperfecto. No siempre es así, son pocas las veces que lo fatídico procede en su totalidad, la mayoría de veces queda en pensamientos, en ideas que el reloj borra. Para mejora, ya lo expresaría Aquiles, preferible ser súbdito vivo que rey muerto. Y claro que el llorar ayuda a despojarnos de la suciedad de los días, nos libra de cementerios y pocilgas, llorar muchas veces viene a ser la salida para un nuevo comienzo. Subir la mirada, e inaugurar el nuevo camino.
Epidemor: Si el betún me mancha, le sacaré brillo y en su brillantez veré el reflejo aunque distorsionado de un yo que no se encuentra. Qué difícil encontrarse.
8 comentarios:
Es díficil alcanzar la felicidad, pero siempre se puede.
Llorar también tiene sus secretos, ayuda a reflexionar.
Saludos.
Qué ingenioso el jueguito de la "g".
No uses betún, podrías ensuciarte.
A
Mayropolis: Creo que la felicidad se alcanza más que en momentos, más que en sutilezas que abarcan segundos, minutos, decir horas quizá suene optimista. Pero podemos tener felicidades siempre, todos los días, aunque hay fechas que esa materia abstracta se esconde, deja de aparecer en nuestro mundo, entonces tontamente se cree que la única salida es aquella fatal y patética; nos cargamos de mundo y de lágrimas, y en un papel se deja la sin razón que será la señal del desperfecto. No siempre es así, son pocas las veces que lo fatídico procede en su totalidad, la mayoría de veces queda en pensamientos, en ideas que el reloj borra. Para mejora, ya lo expresaría Aquiles, preferible ser súbdito vivo que rey muerto. Y claro que el llorar ayuda a despojarnos de la suciedad de los días, nos libra de cementerios y pocilgas, llorar muchas veces viene a ser la salida para un nuevo comienzo. Subir la mirada, e inaugurar el nuevo camino.
Epidemor: Si el betún me mancha, le sacaré brillo y en su brillantez veré el reflejo aunque distorsionado de un yo que no se encuentra. Qué difícil encontrarse.
Moisés AZAÑA ORTEGA
me parece que sí
Es la gota de rocío después de la húmeda noche.
A
Sofía.
Un afirmativo demasiado breve y ambiguo. Apariencias.
César Antonio.
Es la gota del alma.
Moisés AZAÑA ORTEGA
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