lunes, 6 de abril de 2015

HIJOS IDIOTAS

Un pequeño cuento

La historia es sencilla. Ella no solo tuvo que dar a luz con mucho dolor a sus hijos, también tuvo que cambiarles los pañales, pasar malas noches una y otra vez, luego tolerar o soportar berrinches, ayudarles en su formación, sacrificarse con todo su amor, primero por uno, luego por el otro y así hacerlos crecer a todos.

Una vez crecidos, ella mal que bien, continuó preocupándose por ellos y haciéndoles favores hasta el último, dándoles de comer o prestándoles dinero que muchas veces no veía de vuelta. Los hijos, por supuesto, tuvieron otros hijos y ella se hizo abuela de muchos nietos. Por su forma de ser o por su crianza, ella también estuvo de algún modo pendiente de los nietos. Claro, muchos de ellos lo olvidan o se hacen los desentendidos.

La historia es larga, para resumirla hay que decir que a ella le crece la edad y empieza a tener arrugas en la piel y en el corazón, y así, con los días, con los años, va perdiendo fuerzas en sus huesos y poco a poco va caminando con mayor dificultad, empieza a quejarse de uno u otro dolor y, para colmo, los que viven con ella no le tienen paciencia y por cualquier menor motivo le alzan la voz. De este modo, ella envejece más rápido y cada vez se va alejando de la vitalidad que la caracterizaba, así hasta que un día cae enferma y la tienen que hospitalizar.

Una vez hospitalizada, los hijos siguen con sus cosas como si nada pasara, como si su madre estuviese bien. Ella queda como abandonada a su suerte. Puede sonar exagerada esta palabra, pero ella sabe muy bien que esta palabra es exacta. No para todos, pero sí para la mayoría, pues con visitar un día o a lo mucho dos y solo un par de horas algunos creen que ya cumplieron. Ella, claro, se entristece y llora. Ellos se excusan, siempre tienen un pretexto en sus labios, sin embargo sus acciones dicen lo contrario, pues paran viendo televisión o haciendo la siesta o haciendo cualquier otra cosa que muy bien pueden hacerlo en cualquier otro momento, pues trabajan independientes y no para una empresa que rija su horario. Y los muchos nietos que tiene, no la visitan o la visitan solo una vez.

Lo peor de todo es que tanto nietos como hijos, sobre todo los hijos, hablan o “bromean” de herencia y de otras cosas como si ella no estuviera viva. Se preocupan de estas cosas, pero no de su madre o abuela hospitalizada. ¡Ni siquiera se dan tiempo sábado o domingo! ¡Ni siquiera se dan tiempo por semana santa! ¿Es para enojarse o no? Qué historia caray: cualquier parecido con alguna realidad es pura coincidencia.

moisés AZAÑA
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero sé que hay un hijo que sí da todo de si por su madre, así que eso vale mucho. Kisses My dear friend!!!..... Natalia :-)

MoiZés AZÄÑA dijo...

Muchas gracias por las palabras :)

Moisés Azaña