Campana de lágrimas, cielo atormentado, te hundes en tu comisura como si algún guardián escapara, como si algún dios se desvistiera y luego te desvistiera. / El alma de la lágrima inunda el cielo, te mojan los pies y abres la ventana para que el cielo también moje tu pared. Y silenciosa y agachada, escupes lo que besaste, lo tiras al océano que dejó su piso en el crepúsculo. / De tus lágrimas hacen el mar, una cadenita de perlas y un anillo de bodas. De tu lágrima sumerge el cielo. Y suenan las campanas más tristes. Más campanas. El cielo está de luto.
diciembre 11
AZAÑA ORTEGA
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