A la medianoche las ilusiones duermen, el cansancio se estira y el silencio se parece más a sí mismo. Afuera apenas se oyen susurros de autos que olvidaron regresar más temprano o tal vez sean noctámbulos que viajan trasladando personas desde su taxi; remotos ladridos de perros sin dueño y de perros que enjaulados están en sus casas; monocordes y agudos pitos que van dejando sin pulmón a algunos centinelas que preparan su siesta de tres de la mañana; ruidos que en el aire se mezclan y llegan confusos advirtiendo que la vida se esconde más allá de las percepciones. La espera de un silencio total en la noche, es vana, parece que no es eso [no ser lo] que está detrás del ruido, sino aquello que se encuentra en las materias incognoscibles. Si de utopías se trata, el silencio es la mayor utopía.
septiembre 2 009AZaÑa ORTeGa
5 comentarios:
No hay silencio ni en nuestras mentes.
Ohhh... qué gusto leerte. Quién diría que eres el mismo sinvergüenza que deja esos comentarios en mi blog, ja!
Quién diría que vives...
aahhh.... como disfrute este texto.. muy preciso, me encanto!.
lo voy a leer otra vez!!!
saludos!
Agradezco los comentarios.
AZAÑA ORTEGA
Publicar un comentario