Yo también soy eso, esa carga de dudas, esa carga de silencio, de amarguras, de nostalgias. También soy lo que no quieres ver de mí, la fragilidad, la doble indecisión... Soy eso y soy lo contrario. Una vela que se apaga, un foco que se enciende, un par de zapatos rotos, una docena de camisas parecidas, un Marlboro fumado a medias, cafés de madrugada, anises por la tarde. Una desarrapada ilusión que se marchita y nunca muere, cuatro sacos de hambres, un libro aburrido que muere en el prólogo y resucita en epígrafes. Un corazón que extraña, un corazón que ve a mamá por las noches (dormida) e inusitadamente se entristece. La carestía apellidada, una victoria que nunca llega, la guerra inacabable por encontrarme, la mísera resignación de haber nacido humano.
II
No soy a quien puedas amar. Ayer soy, mañana no soy, y hoy dudo si alguna vez en realidad he sido. Y tú buscas ese algo ideal, aquel rasgo estable que te lleve de la mano y alce la frente cuando camina. Porque puedo estar bien y puedo estar mal y mi expresión no te dice nada, porque puedo amar a la pared del cuarto de papá, a la escalera de madera que nunca hizo, a las piedras, hojas secas y plumas que guardo en el escritorio, al olor de eucalipto y hasta el peor libro que he leído. Porque no soy lo indicado ni dejaré de ser la decepción que hipócritamente saludas en esos encuentros sin paraíso.
Noviembre 2009
Moizés AZAÑA ORTEGA
5 comentarios:
Que no nos idealicen y lo contrario, ¿no? Somos humanos.
"EL amor nos vuelve ciegos, el matrimonio devuelve la vista".
auch! :( ... tu tambien? mmmm con razon
YO
Exacto César, que no nos idealicen… y lo contrario. / No te entiendo Yo. ¿Con razón qué? Presumo que has pasado por algo similar, pero no entiendo lo último.
Abrazos, esta semana es decisiva en la universidad. Que San Agustín me ilumine. Je
Azaña, somos y no somos, quien no cae en sus propias contradicciones? Quizás eso nos agobie, pero somos humanos, demasiado a veces para nuestro gusto. Un beso grande!!!
Demasiadamente humano. Qué imperfección la nuestra, Hechicera, qué grandeza la nuestra.
AZAÑA ORTEGA
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