Poseer anteojos por miopía es lo peor que te puede ocurrir. ¿Por qué?
Ahí va:
1. No faltan los pesados que te piden tus anteojos «un ratito
nomás». ¡Qué espesos!
2. En casa ajena. Te sirven un café calientito: todo el humo opaca
las lunas, y tienes que esperar luengos segundos para que la normalidad se
instale en tus ojos.
3. Llovizna en Lima —lástima que los anteojos no tengan
parabrisas—: obstaculiza tu visión, procedes a sacar el trapito, papel
higiénico, tu polo o lo que sea, para secarlos cada minuto.
4. Estás en la universidad. Cada vez que te quieres lavar, o
simplemente mojar el rostro, estás obligado a quitártelos.
5. Estás sumamente apurado. Solo hay tiempo para cambiarte de polo,
pero antes debes quitarte los anteojos, y una vez puesto el polo, volvértelos a
colocar las patitas en las orejas.
6. Si eres desordenado, mejor no tenerlos. Cita para ir al
cine. «Estoy seguro que los dejé aquí». Cuando los has encontrado, ya es
tarde. Perdiste la cita, y más.
7. Una joven atractiva sube en dirección a la biblioteca. Con el
solo movimiento de pupilas quien no los utiliza puede inclinar la mirada hacia
arriba, pero quien los usa ha de mover, además de los ojos, la cabeza entera
dependiendo el ángulo de inclinación, un movimiento maquinal, vergonzoso. Alzas
la cabeza, arriba más arriba, para mirarla y ella —qué casualidad— gira también:
ve aquella cara de estúpido que en ti ha permutado tras girar de tal modo.
8. Es verano. Una ducha diaria es poco, pero cada vez que te quieres
bañar has de quitártelos.
9. Cuando estás besando si solo uno los usa, es posible dar uno
melifluo sin incomodidad. El problema es cuando ambos los utilizan. Están
besándose y los benditos anteojos se chocan y ese sonido
irrumpe el retozo de lenguas.
10. Menos mal que hoy el uso de anteojos cada vez es más común,
sino sería más fácil molestar para los sujetos que no pierden oportunidad en
incomodar. Hoy la joda es disimulada, solapa te dicen «ahora tienes pinta de
intelectual», que en verdad quiere decir «ahora tienes cara de cojudo».
La yapa:
11. Llegas a tu casa, sea después del trabajo, después de estudiar,
después de pasear... cansado, hasta las patas, sin fuerzas ni para comer; lo
primero que apeteces es tirarte a descansar, como caigas. Sin embargo, lo
primero que necesitas hacer to-dos-los-dí-as, obligatoriamente, religiosamente,
es quitarte los anteojos, y al levantarte, volvértelos a colocar. (Yo, varias
veces, me he olvidado quitármelos, por ello mis anteojos se ponen chuecos o se
rompen. No me pregunten ya cuántos he debido mandarlos a arreglar o cuántos
nuevos he necesitado comprarme. Y tampoco pregunten lo aparatoso que podría
resultar si llegas a un cuarto ajeno con tu pareja).
Estos solo han sido algunos motivos por los cuales hay que evitar utilizarlos,
como sea. Son muchos más, la lista es larga.
AZAÑA ORTEGA,
Moisés
6 comentarios:
que buenaaaa!!!
yo tambien pensaba escribir algo parecido, pero con los "brackets", en vez de los anteojos.
...pues tendra ud. que acostumbrarse a todo ello si no quiere pasar por lo mismo pero doblemente...
A pesar de sus complicaciones he podido sobrellevarlo y ahora me gusta usarlos.
Jorge Mendoza.
Yo perdi los mios...
y ya lo dije antes: me gustan los tuyos.
Ivonne
http://www.lanacion.com.ar/anexos/fotos/43/1004443.JPG
Nunca faltamos, sobramos. No dejaré de pedirlos.
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